4/17/2014

Hasta siempre compañero

Tenía 13 años cuando leí "La historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada". Fue en la biblioteca de mi abuela, maestra de escuela y gran lectora, donde en el universo mágico de ese espacio iluminado de su casa en aquella tarde silenciosa encontré ese librito desgastado ya por el tiempo. Después de un rato ya la historia me tenía en sus manos. Quizás por morbo, quizás. Pero aquella primera impresión dio paso al mundo mágico de García Márquez. Con el tiempo leí "El Coronel no tiene quien le escriba" y "Relato de un náufrago" muestras magistrales de dos momentos diferentes de su vida de escritor. Luego, leer "Cien años de soledad" junto con mis compañeros de escuela y ver el daño que se le hace al Gabo teniendolo retratado en los textos escolares como si fuera una estatua y obligar a los niños a leerlo para que después nunca quieran saber más de el. Gabriel no es estatua, fue, es y será libre y humano mientras se puedan leer sus letras. Supo dibujar nuestra raza cósmica de una manera realmente hermosa. Pasó mucho tiempo, y recuerdo los debates necios donde defendía la tesis de la superioridad de Saramago sobre García Márquez. Necios, porque ambos genios imaginaban la magia real de nuestra humanidad a su peculiar manera. Y más necios aún porque en el vasto mundo de la imaginación humana nadie es superior a nadie.  Cuando se lee a García Márquez se lee a Latinoamérica y se siente a los latinoamericanos. Hasta siempre compañero!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario